viernes, 8 de enero de 2021

Diario de una puritana (Capítulo V)

 Diario de una puritana


Capítulo V: Fantasías de una puritana




Mientras se limpiaba el pecho, Mafe confesaba entre risas que nunca había imaginado que fuera hacer algo así, dejar que alguien la recubriera con esperma, o cachetear a alguien mientras fornicaba.
Yo puse a su disposición mi ducha, pero ella tuvo pereza de darse un baño, sencillamente se limpió con un pañito húmedo. Luego se puso su top, y antes de que continuará vistiéndose le propuse quedarse así.
- Nos quedamos desnudos viendo otra película, abrazaditos, y vas a ver como terminamos haciéndolo durante toda la noche
- ¿Tienes ganas?
- Ahora no, necesito un rato para recuperarme, pero seguro voy a tener ganas en poco tiempo. De ti siempre tendré ganas.
- ¿De verdad? Yo pensé que los hombres quedaban listos con una relación
- Muchas veces sí, pero cuando a mí realmente me gusta alguien, hacerlo toda la noche es uno de mis planes favoritos
- Eso lo quiero ver…
- Te prometo que lo vas a ver. Mientras eso ocurre, me gustaría conocer un poco tus fantasías ¿En qué piensas cuando te tocas?
- Jajajajaja, me da pena contarte…
- No te avergüences, que ya te he visto desnuda, ya hemos hecho el amor. Quiero calentarme con eso que a ti te pone caliente
- Bueno pues tengo varias, pero diría que la más recurrente es aquella en que revivo el encuentro sexual que tuve con mi compañera de universidad, ese que ya te conté. La he imaginado una y otra vez recorriendo mi cuerpo con sus sus besos, con su lengua.
- Esa es un poco difícil de cumplir, por lo menos para mí, te prometería ayudarte a buscar a esa chica, pero la verdad no quisiera compartirte con nadie
- Ya no hace falta
- Me alegra escuchar eso ¿Y con hombres tienes fantasías?
- Sí, pero con ninguno en concreto, siempre que fantaseo con hombres les pongo un rostro de algún famoso, o de alguno que haya visto en el trayecto del día y me haya parecido lindo. Lo raro es que cuando me toco pensando en hombres tengo habitualmente dos fantasías. Una en que los golpeo y otra en que me violan
- Uh, bueno, eso es una novedad… ¿Fantaseas con que te viola algún famoso?
- No, para esa fantasía siempre tengo dificultad en ponerle rostro al violador. Lo raro es que lo imagino por mucho tiempo, sueño que me persigue por la ciudad, en los buses, restaurantes, cafeterías, oficina o a donde quiera que yo vaya, él me sigue, y a mi eso de sentirme seguida como que me dispara la adrenalina, no sé, me pone un poco; al final me encuentra dormida en mi habitación y me penetra sin mi consentimiento. No entiendo cómo ni por qué llegué a tener esa fantasía, pero el caso es que ya me he tocado por lo menos un par de veces imaginando esa situación
- ¿Y cuando fantaseas golpeando hombres, qué les haces concretamente?
- Básicamente eso, golpearlos; golpearlos de muchas formas: Puñetazos, cachetadas, arañazos, pellizcos en las tetillas, nalgadas. Creería que lo más frecuente es el puñetazo, aunque ahorita contigo lo que me salió fue una cachetada
- Te lo agradezco. Cualquier cosa, si te apasionas mucho en una próxima vez, te ruego que consideres no desfigurarme la cara
- Jajajajaja, No, ¿Cómo se te ocurre? Tú has sido muy especial conmigo, no puedo hacerte daño
- De todas formas, no te vayas a sentir cohibida, si tienes deseos de cachetearme o nalguearme, siéntete en libertad de hacerlo.
- Jajajaja, así será… ¿Y tú con que fantaseas?
- Si te cuento se nos va la noche, ni vemos película, ni dormimos, ni hacemos el amor ni nada. Con muchas situaciones…
- Cuéntame alguna
- Bueno Mafe, lo más recurrente para mí es fantasear con sexo en lugares públicos. Imaginarme teniendo relaciones con una chica bella, bajo el peligro de poder ser atrapados me pone muy mal
- ¿Has hecho el amor en algún sitio público?
- Sí, hace mucho tiempo. Pero no fue nada romántico, ni siquiera memorable. Fue en un potrero, más exactamente en una zanja que había en medio del potrero, con una compañera del colegio. A esa edad me animaba casi a todo.
- ¿Has tenido fantasías con alguien del trabajo?
- Sí, para no ir muy lejos, contigo
- ¿Y con alguien más?
- Sí, pero no te lo quiero contar
- Bueno está bien. Entonces cuéntame tu fantasía conmigo
- Mafe, han sido varias fantasías, la más reciente desde el primer día que entrenaste conmigo. Y me da algo de vergüenza admitírtelo, pero he tenido todo tipo de fantasías contigo, desde las más burdas y vulgares, hasta las más tiernas y amorosas. Claro que cuando una chica tiene un rostro perfecto como el tuyo, es frecuente en mí ese tipo de fantasía en la que le hago el amor a esta chica de rostro perfecto durante toda la noche, mientras ambientamos la velada con mi lista de “salsa de motel”.
- Jajajaja ¿Y qué canciones tiene tu lista de salsa de motel?
- Bueno pues muchos clásicos de salsa rosa: Lluvia, Devórame otra vez, Deseándote, Corazón embustero, Mi sueño, Casi te envidio, Idilio, Cinco noches; en fin, es una lista muy larga.
- ¡Qué bello! No pensé que pudieras ser tan sensible. Cuando entré a la empresa te vi tan vulgar y común, como a la mayoría de los hombres.
- Afortunadamente esa percepción cambió, a tal punto que veo que me vas a hacer realidad mi fantasía de hacer el amor con una chica hermosa escuchando mi famoso playlist
- En eso tienes razón…

La noche la pasamos conversando, abriendo el corazón el uno al otro, y obviamente fornicando, por lo menos cada vez que recuperé la energía y el apetito para cumplir por mi parte.

Tampoco fue algo excesivo, pues fue una noche de tres polvos: el de la cachetada, del que ya di pormenores, un segundo que encontró mi faceta más animal, más instintiva y carnal, sí así se puede definir, y una tercera que se enfocó más en cumplir deseos de Mafe.

Era apenas normal, Mafe a sus 24 años tenía una limitadísima experiencia sexual. Se había negado probar cosas una y otra vez, a tal punto que hasta probar posturas relativamente tradicionales se le hacía completamente interesante.

Del tercer polvo no puedo destacar mayor cosa, básicamente porque el cansancio me vencía, y en ese coito me dediqué exclusivamente a cumplir, a terminar antes de decaer.

El segundo polvo de la noche quizá si fue memorable, por lo menos para mí, y es que fue la primera vez en que penetré a Mafe con verdadera vehemencia. Recuerdo que ese coito comenzó con un solapado masaje por su espalda, que continuó por sus piernas, y que de un momento a otro me encontró penetrándola, estando ella boca abajo. Diría que buscando cumplir su fantasía de ser penetrada sin consentimiento, aunque realmente se trató de algo muy diferente a eso.

Lo cierto es que fue la primera vez que la follé con cierto grado de brutalidad. Sin contemplaciones, hundiendo mi pene al ritmo y a la profundidad que se me antojó. Incluso regalándole un par de azotes en sus blancas y macizas nalgas, que además la tomaron por sorpresa, pues seguramente Mafe no se esperaba que eso ocurriera.

Bastaron un par de nalgadas para que mis manos quedaran marcadas en sus hermosas nalgas, y bastaron cinco minutos para hacerme terminar, pues para ese polvo estaba desbocado, obsesionado con complacer mis instintos. Obviamente no le solté mi esperma adentro, sino que tuve la delicadeza de retirarlo y terminar sobre su culo.

Fue una noche realmente divertida, a la vez que agotadora; una velada que nos encontró desnudos de principio a fin y que nos permitió ver el amanecer en medio de orgasmos, abrazos y caricias.

Capítulo VI: Lecciones de una puritana entusiasta

El sábado dormimos hasta tarde. Nos despertamos sobre el mediodía en medio de un ambiente colmado de un denso olor a sexo. Yo fui el primero en despertar, con la tranquilidad de no tener mayor responsabilidad para ese día. Me quedé un par de minutos sentado meditando sobre la cama, observando a Mafe mientras aún dormía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Profe Luciana (Capítulo XXI)

 La Profe Luciana Capítulo XXI: Un baile de Luciana Era inevitable e irreparable. Esa sensación de oquedad, de orfandad, esa congoja que me ...